Publicada en 1996 y premiada al
año siguiente con el Premio Pulitzer
de ficción, Martin Dressler. Historia de un soñador americano es,
seguramente, la mejor novela de Steven
Millhauser (Nueva York, 1943),
uno de los más prestigiosos escritores norteamericanos contemporáneos. Esta obra
está dentro de la serie dedicada por la editorial
Libros del asteroide a los ganadores del Premio Pulitzer
¡sinopsis! |
¡curiosidades! |
Os recomiendo esta reseña de Rodrigo Fresán en ABC Cultural
EL SUEÑO ES VIDA
“ Mientras por estos días se
publica en Estados Unidos una antología personal de sus relatos -We Others: New
and Selected Stories- con rango de clásico vivo y raro, la trayectoria de
Steven Millhauser (Nueva York, 1943) ha sido más bien errática en lo que se
refiere a nuestro idioma. Varios títulos -editados en España, Argentina y
Chile- aparecieron y desaparecieron sin dejar rastro en librerías, aunque sí en
las bibliotecas de aquellos que tuvieron la fortuna o la astucia de cruzarse
con él y con las extrañas alucinaciones de un narrador poco dado a entrevistas
y que, más allá de los premios, sigue dando clases de literatura con aire de
Mr. Chips reinventado por Tim Burton.
Así, este más que oportuno rescate
de Martin Dressler (con el que tan inesperadamente como merecidamente ganó el
preimo Pulitzer de 1997) es una nueva ocasión para descubrirlo. Y Martin
Dressler -al igual que el precoz y suicida escritor Edwin Mullhouse (el
ilusionista Eisenheim a quien Edward norton interpretó en la gran pantalla) o
el obsesivo dibujabnte de cómics J. Franklin Payne- es amo y esclavo de sus
quimeras. Y (constante millhauseriana) es un solitario y un enamorado. Es
decir: un romántico. Y a finales del siglo XIX, el romanticismo de Dressler no
pasa por los castillos en el aire, pero sí por los hoteles en el aire. Eslabón
perdido entre E.T.A. Hoffmann y Horatio Alger, el entrepreneur Dressler se
lanza a la caza del hotel temático perfecto y la novela de su vida narra el
nacimiento, ascenso y relativa caída de un «soñador americano» que aspira a la
construcción de un hotel que contenga en sus entrañas todo el universo. Es en
esta novela de Millhauser donde la intención moral -presente en todas sus
libros se hace más evidente, así como la crítica implícita a un país fascinado
por la idea del doble y la robotización.
Delicada prepotencia. En este
sentido, Martin Dressler -en el detallista retrato del fin de siglo pasado y en
sus intenciones de denunciar con exquisitos modales el orden antinatural de las
cosas- es, más allá de su filiación extranjera con Kafka, Borges o Calvino, una
gran novela americana. Explicó Millhauser: «La sede de Hoteles Dressler refleja
la pasión norteamericana por las réplicas, por simular ambientes. Es esa
fascinación tan nuestra por las versiones falsas de las cosas. Una forma de ver
la cultura norteamericana es como una constante lucha entre los valores
materiales y espirituales [...]. Así, la revolución industrial puede ser
considerada como un repentino salto hacia el lado material del carácter
norteamericano. Desde ese lado, el gran éxito que supimos conseguir en nuestra
faceta industrial acabó representando una falla en nuestra cultura». Hacia el
final de Martin Dressler, su héroe soñador se despierta solo para hundirse más
profundo en un sueño del que ya difícilmente podrá salir. Es el sueño
realizado. El hotel como infinita cosmogonía íntima. Y cuando los personajes de
Millhauser se despiertan, las secuencias son impredecibles, porque sus sueños
acaban por imponerse a la realidad del otro con delicada prepotencia.
Páginas emocionantes Cuando nos
damos cuenta, el mundo es un sitio diferente y no necesariamente mejor. Pero es
un mundo que pertenece a los embrujados de este autor que, finalmente, deciden
abandonar en busca de otros nuevos. Las emocionantes últimas páginas de Martin
Dressler son ejemplo de esto: el artista rechaza su obra cuando esta amenaza
con anularlo. Volver a empezar entonces. Coo hace Millhauser con cada libro. Y,
si el sueño de la razón produce monstruos, el sueño de la supuesta
irracionalidad de Millhauser -para quien el sueño es vida- ha producido
maravillas durante casi cuarenta años. Nada hace pensar que quiera despertarse.
«Los relatos como los trucos de magia, se inventan porque la historia no se
adecua a nuestros sueños», dice Eisenheim en otra fantasía de Millhauser. Y no
miente, aunque nos engañe. Que duerman bien.”
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Steven Millhauser |
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