En el País de la Nube Blanca / Sarah Lark



En el país de la nube blanca (Ediciones B, 2011) la autora alemana Sarah Lark nos sumerge en un viaje inicíatico de dos mujeres. Con este debut en las letras la autora ha conseguido vender más de un millón de libros.

¡sinopsis!
Una inolvidable saga familiar en el exótico marco de Nueva Zelanda.
Londres, 1852: dos chicas emprenden la travesía en barco hacia Nueva Zelanda. Para ellas significa el comienzo de una nueva vida como futuras esposas de unos hombres a quienes no conocen. Gwyneira, de origen noble, está prometida al hijo de un magnate de la lana, mientras que Helen, institutriz de profesión, ha respondido a la solicitud de matrimonio de un granjero. Ambas deberán seguir su destino en una tierra a la que se compara con el paraíso. Pero ¿hallarán el amor y la felicidad en el extremo opuesto del mundo?
En el país de la nube blanca, el debut más exitoso de los últimos años en Alemania, es una novela cautivante sobre el amor y el odio, la confianza y la enemistad, y sobre dos familias cuyo sino está unido de forma indisoluble.
Curiosidades

¡Os recomiendo la entrevista publicada en ABC Cultural por Antonio Astorga!
¡curiosidades!

El hombre, Hobbes y Leviatán mediante, es un ¿lobo para el animal?
-No entiendo cómo alguien puede maltratar a un caballo. Muchos jinetes son malos y los maltratan. A veces no les dan suficiente comida. La última yegua que recibí era esquelética porque no comía lo suficiente. ¡No sé por qué la gente hace esto!
-Vive usted rodeada de perros, gatos y caballos en Mojácar. ¿Y de algo más?
-... Y de una mula. En la finca tenemos actualmente catorce caballos, cuatro perros y unas gatitas.
-Cuando los caballos mueren en la carretera, o son abandonados, usted los salva. Es admirable.
-Les doy un lugar. Tengo dos jóvenes, que nadie quería, y varios viejos, ya retirados tras haber trabajado en pruebas de equitación casi toda su vida.
-Llegarán desnutridos, apaleados por el hambre.
-Hay uno que tiene problemas con sus pulmones, y otros más viejos con dificultades en patas y tendones. Recojo caballos viejos, que nadie quiere.
-Y los salva de un sacrificio inhumano.
-Hay una potrilla que tenía un problema con su belleza: viene de una ganadería muy famosa y querían sacrificarla porque su cuello no es perfecto. ¡Y es un animal completamente sano!
-¿Los compra?
-No. Me los regalan. Son caballos que ya no valen.
-¿Qué aprecian los caballos de usted?
-La comida. La compañía. Van en grupos. Si se ponen enfermos, los tratamos, tenemos veterinario.
-¿El caballo necesita terapia?
-A veces, normalmente no.
-¿Y el ser humano?
-Sí. Tengo una amiga, Susana, que trabaja con mis caballos y con personas. Los caballos viejos trabajan con niños o con personas con problemas psíquicos. Pero no montándolos, sino tocándolos.
-¿Puede curar el caballo enfermedades como la ansiedad, el estrés, la depresión, la soledad?
-Sí, por supuesto. Son las terapias que hacemos.
-¿Y el autismo?
-Los caballos pueden ayudar a personas autistas; se hacen terapias para mujeres maltratadas, para niños que tienen problemas con sus padres...
-¿Cómo puede ayudar a una mujer maltratada el contacto con los caballos?
-Ellas aprenden a confiar en el caballo si se les acerca con paciencia y tranquilidad. Y al hacer terapia con un animal fuerte, eso las hace más valientes.
-¿El caballo, aparte de por su belleza, se distingue también por su inteligencia?
-¿Qué es la inteligencia? Para mí, es la posibilidad de sobrevivir. Y el caballo está hecho de un modo perfecto para su vida. No se le puede comparar con un perro, que es más como una persona. Los caballos son diferentes; por otro lado, son inteligentes.
-¿Quién ladra por ahí detrás?
-Mi perro, es un collie. Espere, que lo saco.
-No, déjelo. ¿Cómo se llevan los perros y los gatos con los caballos?
-Son buenos amigos, funcionan muy bien. Cuando trabajo con los caballos, los perros están siempre alrededor de nosotras.
-Por último, no puedo de dejar de hacerle la tópica pregunta a una ciudadana alemana: ¿tiene algo que declarar sobre la crisis del pepino?
-Todo el mundo me pregunta por qué los alemanes no comen pepinos; yo como pepino, y he mandado un mail a todos mis amigos preguntándoles por qué no lo comían, y todos me han escrito: «Nosotros estamos comiendo pepinos». Eso sí, hay que lavarlos antes de comerlos.
-Garantiza, pues, usted, una escritora alemana que triunfa en España, la calidad del pepino.
-Sí. Los pepinos españoles son muy buenos. Los alemanes, a veces, reaccionan de un modo histérico; si tienen dos o tres personas enfermas, directamente convierten aquello en una catástrofe. Cuando la gripe de los pájaros, querían matar todos los pájaros. Los alemanes están un poco histéricos. Mis amigos siempre han comido pepino español.

¡biografía!
Sarah Lark
Sarah Lark, seudónimo de una exitosa escritora alemana que vive en España, trabajó durante muchos años como guía turística y pronto descubrió su fascinación por Nueva Zelanda. Con En el país de la nube blanca cautivó a millones de lectores en todo el mundo. La canción de los maoríes es su apasionante y esperada continuación, a la que seguirá Der Ruf des Kiwis.







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